Voy a inaugurar mi blog con fuerza. Voy a exponer el porqué de mi apoyo a las corridas de toros. Es una entrada de respuesta a
esta otra, escrita por Miguelo en su blog.
Para comenzar voy a presentar a mi yo interior. No soy una persona agresiva, ni un ser sin sentimientos, no soy un asesino, tampoco soy un perturbado mental y por si se os había ocurrido, tampoco soy un facha tradicionalista.
La aceptación o rechazo al toro de lidia es un debate muy extendido. La mayoría, por no decir todos, tiene una opinión al respecto; sin embargo, no merecen mi crítica, aprobación o rechazo gente como: los falsos patriotas o todo aquel que no acepte que la tauromaquia es un arte.
Entiendo las opiniones que hablan del maltrato a un animal como el toro, comprendo su postura. Soy consciente que la muerte del toro en la plaza no es una muerte digna, tampoco indigna. La muerte digna es propia y exclusiva del ser humano, los animales no tienen dignidad.
Creo incuestionable la carga artística, estética y bella de los toros de lidia. Un animal fuerte, bravo, arrebatado, insano. Un toro entrando en la plaza con bravura, con “trapío” es un espectáculo hermoso en sí. Ese toro representa la vida en su estado puro, es pasión, es pura desmesura. El torero vestido para la ocasión se enfrenta a la vida, lo hace bailando, los pases forman una coreografía única. El hombre baila con la vida, juega con la muerte. Hombre, vida y muerte. Poco a poco el hombre somete al toro. Tiempo de matar, el culmen, un orgasmo, la estocada final. El hombre vence a la vida. Esto es arte, sí o sí. Ha muerto un animal, es un lance de una obra artística sin igual.
La persona que entiende bien los toros, ama al animal, sabe que muere sufriendo, se compadece de él, también siente su muerte. Prueba de ello es la desaprobación del público cuando algún toro no tiene “trapío”, no quieren eso, eso no representa la vida; tampoco quieren un torero mediocre, no es digno de bailar con la muerte; tampoco que el toro no muera en la estocada final, eso es un gatillazo, habrá que darle puntilla al toro, va a morir un animal y el arte brilla por su ausencia. Eso es un asesinato.
El arte es pasión, es vida. No seré yo quien niegue el arte. Sí al arte ergo sí a la lidia del toro.