sábado, 10 de mayo de 2008

Lluvia de mayo



Valencia, 11:00 de la mañana.

Lluvia tras los cristales. Me gusta la lluvia. Para la mayoría de gente hoy hace lo que podríamos llamar…un “mal” día.

A mi me gusta la lluvia. Miro hacia la calle. No es una lluvia torrencial, tampoco son cuatro gotas. Es una lluvia ligera pero constante. El cielo está totalmente encapotado, no hay nubes, sólo una gran nube blanca. La luz es tenue. Las calles totalmente solitarias. Soledad sólo rota por el ruido de un tranvía. Tranvía también en soledad. No hay gente ¿Dónde están todas esas almas descarriadas?

La gente teme a la lluvia. Cuando caminan por la calle lo hacen por debajo de los toldos, por debajo de los balcones, cuando los abandonan corren de forma ridícula en busca de otro refugio. Se protegen con periódicos, parece que la lluvia les quema en la piel. Sólo el poeta, sólo el pintor, sólo el artista encuentra en la lluvia esa belleza que la convierte en una preciada musa.

Cuando eres pequeño, cuando aún conservas la inocencia, la lluvia no te da miedo. La lluvia es divertida. Los charcos son para saltar sobre ellos con los dos pies juntos. Cuando te cansas de saltar en los charcos puedes abrir la boca, mirar al cielo, y esperar a que las gotas entren en tu boca. Coges carrerilla y te deslizas sobre el suelo mojado. La lluvia es divertida. ¿En qué momento de nuestra vida olvidamos esto?

No te escondas de la lluvia, sé la lluvia. Be water my friend.


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